El secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha dejado muy claro que el acuerdo alcanzado con UGT y el Ministerio de Trabajo sobre la implantación de la jornada semanal de 37,5 horas es «intocable». Así lo aseguró en un acto reciente, donde enfatizó que si este acuerdo no se lleva al Consejo de Ministros para su aprobación, están dispuestos a movilizar a los trabajadores para exigir su cumplimiento. Pero, ¿por qué es tan crucial este acuerdo para los sindicatos?
La urgencia de la tramitación
Sordo ha manifestado que este acuerdo no es un mero documento, sino un compromiso que necesita ser tramitado por la vía de urgencia. Esto es vital para cumplir con los plazos de entrada en vigor, establecidos para el 31 de diciembre de 2025. Si no se avanza en su tramitación, las consecuencias pueden ser graves no solo para los trabajadores, sino también para la credibilidad del Gobierno en este aspecto.
«Si entrara a tramitarse como un proyecto de ley de otras características, es probable que ese plazo fuera incumplible», advirtió Sordo. Esta preocupación resalta la importancia de actuar rápido y eficazmente para no perder de vista el compromiso alcanzado. Cuando se tramita como un proyecto de ley, el proceso podría alargarse y verse afectado por las enmiendas y negociaciones con los grupos políticos, lo que podría modificar el texto original.
Movilizaciones ante cambios
Sordo ha dejado entrever que la respuesta a cualquier intento de «desnaturalizar» el acuerdo será la movilización. «Es más que factible también que haya movilizaciones en caso de que se pretenda desnaturalizar el acuerdo», manifestó. Esta postura refleja la firme determinación de los sindicatos de defender lo pactado, recordando que la participación democrática implica también el derecho a movilizarse.
«Nosotros somos muy respetuosos con la soberanía que reside en el Congreso, por supuesto que sí, pero lógicamente si las medidas que se pactan son regresivas, nos vamos a movilizar», agregó, reforzando su mensaje de que los derechos laborales son innegociables. Esto puede llevar a una situación tensa en el ámbito político si las modificaciones del acuerdo no respetan lo pactado.
Expectativas del acuerdo
En su insistencia por una pronta acción gubernamental, Sordo destacó que el acuerdo para la reducción de jornada debería ser llevado al Consejo de Ministros antes de que finalice enero o a más tardar, a mediados de febrero. De ser así, los sindicatos esperan que este compromiso se traduzca en una rápida tramitación en el Congreso como un proyecto de ley de urgencia.
La implementación de este acuerdo no solo repercute en los derechos laborales, sino que también impacta en la calidad de vida de los trabajadores. Una jornada laboral de 37,5 horas permite un equilibrio entre la vida laboral y personal, lo que se traduce en una mejor salud mental y oportunidades para el desarrollo personal.
La comunicación con el Gobierno
Preguntado sobre si existió un enfrentamiento reciente con la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, Sordo aclaró que no hubo una «bronca», sino una conversación que se mantuvo en el ámbito privado. Este detalle muestra la disposición de los sindicatos para dialogar, pero también subraya la comunidad de intereses que pueden existir entre ambas partes.
La relación entre el Gobierno y los sindicatos siempre ha sido tensa en ocasiones, y la reducción de la jornada laboral es un tema sensible que puede provocar tensiones adicionales si no se maneja adecuadamente. Por lo tanto, buscar un consenso es fundamental para evitar conflictos que puedan desvirtuar el avance hacia un entorno laboral más justo.
Compromiso de los sindicatos
Los sindicatos, en su papel de defensa de los trabajadores, están dispuestos a seguir de cerca el proceso legislativo. Sordo subrayó que «con toda probabilidad vamos a llevar un proceso de movilización paralelo a la negociación política sobre el acuerdo». Este tipo de reacciones demuestra el compromiso que tienen para asegurar que se respeten los pactos alcanzados y que cualquier cambio a la baja de derechos laborales no sea aceptado.
Los sindicatos no solo están atentos a la tramitación del acuerdo, sino que también realizan un seguimiento activo de las posiciones de los grupos parlamentarios. Así, la presión sobre el Gobierno e incluso sobre los partidos políticos será algo constante si existe algún riesgo de que se produzcan modificaciones desfavorables.
Finalizando su intervención, Sordo dejó claro que el cumplimiento de este acuerdo es un aspecto clave para los trabajadores y un punto en el que los sindicatos no están dispuestos a retroceder. La preocupación por la reducción de jornada es un tema que afecta a cada vez más trabajadores y su defensa será una prioridad en la agenda de los sindicatos.