Según un primer sondeo elaborado por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) entre más de 200 afectados por las inundaciones provocadas por la DANA, uno de cada cuatro autónomos no volverá a abrir su actividad o negocio tras la devastación. Este dato refleja el impacto severo que ha tenido la catástrofe en el sector.
Los autónomos consideran insuficientes las ayudas
Además de la alarmante cifra de negocios que no reanudarán su actividad, el estudio revela que muchos trabajadores por cuenta propia ven «insuficientes» las ayudas recibidas. Según Lorenzo Amor, presidente de ATA, «no cubren ni la mitad de todo lo perdido». Esto resulta especialmente relevante cuando se compara con la situación generada por la pandemia del Covid-19, donde el desafío era principalmente de flujo de caja, mientras que en este caso se trata de una pérdida total de capital. «Se ha perdido todo», recalca Amor, señalando la gravedad del problema que enfrentan.
En este contexto, es comprensible que muchos autónomos no deseen recurrir a créditos, especialmente porque aún están haciendo frente a la devolución de los préstamos ICO que se activaron durante la crisis sanitaria. La fuerte carga financiera acumulada hace que se reevalúe la posibilidad de asumir nuevas deudas, añadiendo, aún más, presión psicológica y económica a estos profesionales.
La respuesta del Gobierno ante la crisis
En un esfuerzo por mitigar el impacto de estas inundaciones, el Gobierno ha aprobado mejoras extraordinarias en la prestación por cese de actividad para los autónomos directamente afectados. Esta medida permite a los perjudicados acceder a la prestación incluso si no cumplen con el periodo mínimo de cotización de 12 meses, y lo más notable es que este tiempo no les computará para futuras prestaciones.
Además, en un segundo paquete de ayudas, se puso en marcha una nueva prestación extraordinaria por cese parcial. Esta medida permite a los autónomos compaginar su actividad con la recepción de esta ayuda durante tres meses, con un apoyo equivalente al 50% de su base de cotización. Sin embargo, a pesar de estas iniciativas, todavía hay una notable reticencia entre los autónomos para solicitar tales prestaciones. Según Amor, «hay reticencia a pedir cese de actividad y ERTEs hasta conocer y analizar bien si se podrá continuar con la actividad».
La situación actual de los autónomos afectados
En un marco donde menos de 2.000 trabajadores autónomos de los 40.000 que se estima afectados por la DANA han solicitado hasta la fecha el cese de actividad, se manifiestan preocupaciones sobre cómo se enfrentará el sector a esta crisis. La incertidumbre se agudiza, y cada día que pasa sin una resolución genera más estrés por la falta de ingresos y la imposibilidad de reponer los dańos sufridos.
A medida que se avanza en la gestión de esta crisis, resulta vital que cada autónomo entienda las opciones disponibles y cómo pueden afectar su futuro. Muchos todavía se preguntan si la ayuda llegará a tiempo y en la cantidad necesaria para cubrir sus pérdidas. Las preguntas son múltiples, y las respuestas aún son difusas.
Reticencias frente a las ayudas del Gobierno
Como hemos mencionado, hay un clima de reticencia generalizado cuando se trata de solicitar la ayuda gubernamental. Los autónomos prefieren la cautela antes de tomar decisiones que podrían comprometer aún más su situación financiera. En su mensaje en la red social ‘X’, Amor insistió en la necesidad de que sus colegas entiendan todos los requisitos y las implicaciones de las solicitudes antes de proceder.
Evidentemente, es crucial considerar cómo cada decisión influye en el futuro del negocio y de los trabajadores que dependen de su reactivación. Con tantos negocios en juego, el tiempo se convierte en un factor crucial que está sobre la mesa para estos profesionales.
En definitiva, la realidad forzada por la DANA ha puesto a prueba la resiliencia de los autónomos. La falta de certidumbre sobre el futuro de sus negocios y la insuficiencia de las ayudas reconocidas hacen que muchos enfrenten una encrucijada que podría determinar su capacidad para sobrevivir en el largo plazo. Mientras se analiza la magnitud de la crisis, la pregunta que muchos se hacen es: ¿se podrán superar estas dificultades y encontrar un camino hacia la recuperación?