La Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) ha dado un paso significativo en la tarde del martes al aprobar la segunda resolución sobre Economía Social, impulsada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social de España, Yolanda Díaz. Con este avance, se reafirma la importancia de la Economía Social como motor para el cambio y la mitigación de problemas globales.
La importancia de la economía social
«La Economía Social es una herramienta efectiva para abordar problemas estructurales como la desigualdad, el cambio climático y la exclusión social», afirmó la ministra tras conocer la aprobación de la resolución. Este tipo de economía no solo busca un rendimiento financiero, sino que, además, se preocupa por el impacto social y ambiental de las actividades económicas. Este enfoque integral implica valorar más que simplemente los beneficios monetarios, haciendo hincapié en la equidad y la sostenibilidad.
La segunda resolución fortalecerá la conexión entre la Economía Social y Solidaria y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Según Díaz, es fundamental considerar a las entidades de la Economía Social en la formulación e implementación de políticas públicas, ya que su inclusión puede hacer la diferencia en la creación de una economía resiliente y sostenible para todos.
Compromiso con el desarrollo sostenible
Uno de los aspectos relevantes de esta resolución es su énfasis en promover el trabajo decente. Este modelo promueve la inclusión social y la toma de decisiones de manera democrática, estimulando así la cohesión social. Además, se orienta a combatir la despoblación rural, fomentar la innovación social y facilitar el desarrollo económico sostenible. ¿No crees que es hora de priorizar un enfoque que genere beneficios para la comunidad?
En Europa, la Economía Social ya cuenta con un impacto significativo: según un estudio de la Unión Europea, esta área abarca más de 4,3 millones de empresas y organizaciones, empleando a 11,5 millones de personas y generando unos 912.000 millones de euros en facturación. Estos números reflejan la magnitud de un sector que continúa creciendo y jugando un papel crucial en la economía global.
Colaboración internacional y esfuerzos en España
La ministra Yolanda Díaz subrayó que esta resolución también hace un llamado a una mayor consulta con los actores de la economía social y solidaria en la elaboración de políticas públicas. «El Gobierno de España está llevando a cabo esta práctica, y animamos a otros Estados a cooperar regional y bilateralmente», indicó. Este enfoque colaborativo es esencial para construir una red sólida y efectiva que impulse el desarrollo de la economía social.
Además, el Ministerio de Trabajo y Economía Social ha liderado iniciativas de internacionalización, como la creación de la Red Iberoamericana de Economía Social, un proyecto desarrollado en colaboración con Brasil, Colombia, Chile y México. Otros países, como Costa Rica, Paraguay, Honduras y República Dominicana se han unido a esta red, mostrando un interés común en fortalecer este modelo económico.
Durante la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, se promovió la Economía Social con la adopción de la primera Recomendación de la UE en esta materia. Esta dedicación resalta la intención de España de ser un referente en el impulso de políticas que favorezcan un crecimiento inclusivo y sostenible.
Mirando hacia el futuro
«La resolución avanza con alianzas sólidas. Seguiremos liderando ese esfuerzo para conseguir una sociedad más justa y con menos desigualdades», aseguró Yolanda Díaz. Con el compromiso de renovar esfuerzos en el futuro, Naciones Unidas abordará la economía social nuevamente en dos años, lo que podría resultar en nuevas resoluciones que sigan este camino de desarrollo.
Así, la Economía Social emerge como una solución viable para enfrentar algunos de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo. Con la unión de países y la integración de políticas públicas que favorezcan su desarrollo, hay una clara esperanza de que se logren sociedades más equitativas y resilientes en el futuro. Esto no es solo un objetivo; es una necesidad imperante en un mundo que lucha con la desigualdad y la crisis climática.