La organización empresarial Cepyme ha expresado una alerta significativa respecto al aumento del salario mínimo interprofesional (SMI) propuesto por el Ministerio de Trabajo. Según sus cálculos, esta subida de 50 euros mensuales, que se prevé discutir con los agentes sociales, llevará consigo un coste salarial para las empresas que podría superar los 80 euros al mes. Este incremento no solo representa una carga adicional, sino que se presenta como un desafío especialmente grave para las pequeñas y medianas empresas.
Impacto acumulado del SMI en las empresas
Desde 2016, el SMI ha sufrido un impresionante incremento del 73,1%. Con la nueva propuesta del Gobierno para 2025, este aumento acumulado alcanzará el 80,7% en comparación con los niveles anteriores. Esto ha llevado a Cepyme a advertir que este nuevo incremento se traduce en unos costes laborales que ya han subido un 18,1% desde 2019.
Las estimaciones indican que, al ajustar el SMI hasta situarlo en 1.184 euros mensuales para 2025, el coste total para los empleadores, incluyendo las cotizaciones sociales y el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, oscilaría entre 1.816 y 1.903 euros mensuales. Esto sucede en un contexto donde cada vez más empresas enfrentan una presión económica creciente.
Esfuerzo desproporcionado para las pymes
Cepyme agrega que la diferencia sobre el salario propuesto se sitúa entre 78 y 81 euros, lo que equivale a un crecimiento del 56% y 62% respecto a los 50 euros propuestos por el Gobierno. A prorratear el coste anual en meses laborables, el total se elevaría a un rango de entre 1.981 y 2.076 euros mensuales por trabajador, una cifra muy relevante para la sostenibilidad de muchas pequeñas y medianas empresas.
Además, la organización recuerda que el Estatuto de los Trabajadores estipula que los aumentos del SMI deben considerar la situación económica general, el IPC, y la productividad. Sin embargo, desde finales de 2018, el salario mínimo ha crecido casi tres veces más que el IPC, que ha sido del 19,4%. Esto implica que las pymes se enfrentan a un aumento de los costes sin que la productividad haya correspondido al mismo ritmo.
Repercusiones sobre el empleo y la competitividad
Cepyme también destaca la desigualdad en el impacto de esta subida entre diferentes sectores, lo que pone en duda la viabilidad de un nuevo incremento sin consecuencias perjudiciales sobre la competitividad y el empleo en las empresas. En particular, el sector agropecuario enfrentaría una situación crítica, dado que ya opera en niveles de empleo mínimos en los últimos 20 años.
El aumento propuesto podría no solo frenar la capacidad de contratación de las empresas, sino también poner en riesgo empleos existentes, lo que resulta en una situación preocupante para muchos trabajadores en sectores vulnerables.
Un aumento por reconsiderar
Con todos estos factores en mente, es necesario plantearse si el aumento del SMI es realmente sostenible y beneficioso para todos los actores involucrados. La presión que se está generando en las pymes podría llevar a una retracción económica que afectaría a la creación de empleo y a la salud del mercado laboral.
El llamamiento de Cepyme se convierte en un esfuerzo por alcanzar un equilibrio que no solo favorezca a los trabajadores, sino que también apoye a las empresas, pilares esenciales para la economía nacional. La sostenibilidad laboral debe prevalecer en las decisiones que se tomen, y esto incluye considerar cómo se implementan e incrementan las políticas salariales.
Por lo tanto, resulta crucial mantener un diálogo abierto que permita a las partes interesadas plantear sus inquietudes y hallarse en un punto común que favorezca a la economía en su conjunto. Un aumento del SMI no debe ser a expensas de la competitividad ni del empleo en un país que ya enfrenta múltiples retos en su estructura empresarial.