En España, el deseo de los empleados de trabajar de manera remota ha crecido de forma notable entre 2022 y 2024. Según un informe reciente, la necesidad de flexibilidad laboral ha aumentado un 19% en aquellos trabajos que permiten el teletrabajo, mientras que para aquellos que requieren presencia física, la cifra ha subido un 16%. Sin embargo, en medio de esta transformación, se han planteado algunos desafíos que las empresas parecen estar dispuestas a abordar.
El dilema de la presencialidad
A pesar de que el 62% de los empleadores en España permite a sus trabajadores elegir cuándo trabajar de forma remota, el 58,9% de las empresas ha establecido políticas que exigen la presencia de los empleados en la oficina un mínimo de días a la semana. Esto refleja una tensión entre la flexibilidad que demandan los trabajadores y la cultura de trabajo tradicional que aún persiste en muchas organizaciones.
La razón principal detrás de esta necesidad de presencialidad radica en la creencia de que las interacciones cara a cara fomentan una cultura corporativa sólida, algo que cerca del 75% de las empresas sostiene. Además, un 59% argumenta que el trabajo en equipo se ve beneficiado cuando los empleados están físicamente presentes, especialmente en posiciones más junior. También se menciona que la conexión y el compromiso entre los equipos aumentan con la presencialidad en la oficina.
El impacto positivo del teletrabajo
No obstante, el trabajo en remoto también presenta beneficios significativos. Un atractivo esencial que muchas organizaciones han observado es que el equilibrio entre la vida laboral y personal fomenta un mayor compromiso de los empleados. Un impresionante 87% de las empresas reconoce este hecho. Además, otras ventajas como la atracción y retención de talento, así como un aumento en la productividad individual, son difíciles de pasar por alto.
Pese a estas ventajas del teletrabajo, se ha evidenciado que aquellos que trabajan desde casa a menudo se sienten más desconectados de su equipo. Esto es especialmente preocupante para los empleados más jóvenes y los que tienen hijos, ya que tienden a manifestar inquietudes sobre cómo esto podría afectar su desarrollo profesional.
Modelos híbridos en expansión
Los modelos de trabajo flexible continúan siendo predominantes en el panorama laboral español, alcanzando un 54% del total. Esta tendencia ha evitado que la mayoría de las organizaciones exijan una presencialidad total. De hecho, la mayoría de las empresas sugieren que los empleados trabajen en la oficina entre dos y tres días a la semana, una cifra que resulta inferior al promedio de tres días que se observa en otras regiones del mundo.
Sin embargo, es fascinante notar que muchas organizaciones están adoptando un enfoque moderado hacia esta presencialidad. Según los datos, un 68% de las empresas no está promoviendo de manera activa el regreso de los empleados a la oficina, mientras que un 24% está invirtiendo en mejorar las instalaciones, como comedores y gimnasios, para fomentar la interacción cara a cara.
Una estrategia integral para el futuro
Las empresas que consigan encontrar el equilibrio entre los objetivos corporativos y las necesidades de sus empleados marcarán la diferencia en el competitivo mercado laboral. La directora de desarrollo de Negocio de ‘Health & Benefits’ de una empresa de consultoría, Gema Jiménez, ha expresado que las organizaciones más innovadoras están realizando esfuerzos por comprender las inquietudes de sus equipos para crear un entorno que potencie el talento de cada persona.
Además, Jiménez ha destacado la importancia de que las organizaciones adopten una visión holística sobre la experiencia laboral. Esto implica un análisis exhaustivo del entorno de trabajo, los programas de talento, la compensación y los beneficios, así como la efectividad del liderazgo y la cultura corporativa. Solo así se podrá asegurar que el trabajo híbrido sea verdaderamente efectivo y satisfaga tanto a los empleados como a los empleadores.
En resumen, el futuro del trabajo en España se presenta como un campo de tensión entre las necesidades cambiantes de los empleados y las realidades corporativas. A medida que avanzamos hacia un modelo laboral más flexible y adaptado a las nuevas demandas, será crucial seguir explorando cómo cada parte puede beneficiarse sin sacrificar la cohesión y la cultura organizacional.