El presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, ha decidido postularse nuevamente en las elecciones presidenciales de la organización, que se llevarán a cabo el 20 de mayo. Enfrentará a Ángela de Miguel, presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios CEOE-Cepyme, quien cuenta con el respaldo del presidente de CEOE, Antonio Garamendi. Esta lucha no es solo por el liderazgo, sino por el futuro de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en España. Pero, ¿qué está en juego realmente?
La defensa de las pymes en el centro del debate
En un momento crucial para las pymes, Cuerva ha manifestado su compromiso de dar voz y defender a este sector, que, según él, «ahora más que nunca» necesita apoyo. Este enfoque se pone en evidencia cuando señala que «el papel de Cepyme debe ser el mismo, fuera quien fuera el presidente». Esta declaración refuerza su postura de que la organización debe actuar en beneficio de todos los miembros, independientemente de quién esté al mando.
Cuerva ha querido aclarar que las acusaciones de inacción formuladas por su adversaria, Ángela de Miguel, son infundadas. En un reciente encuentro con los medios, afirmó: «Poner en duda eso es faltar al trabajo de Cepyme». Esto pone de relieve su intención de mantener una comunicación abierta y eficaz sobre lo que realmente ocurre dentro de la organización.
Controversias en el camino hacia la reelección
La contienda política en Cepyme no es solo sobre liderazgo, sino también sobre conflictos internos. Algunos observadores han notado que la relación entre Cuerva y Garamendi se ha complicado, especialmente tras la decisión de Cuerva de impulsar una reforma del reglamento interno de la Confederación. Esta reforma, que tenía como objetivo limitar el voto delegado, fue aprobada únicamente con el apoyo de la Junta Directiva, excluyendo a la totalidad del Comité Ejecutivo y generando una controversia significativa.
Los partidarios y detractores de Cuerva han entrado en lo que algunos han denominado como una ‘guerra’ de informes jurídicos, lo que subraya el clima tenso que rodea a las elecciones. Sin embargo, el conflicto parece haber dado un giro positivo: el pasado viernes, Cepyme emitió un comunicado donde se confirmaba el compromiso de Cuerva de proponer mantener el voto delegado de forma extraordinaria para estas elecciones, una decisión que finalmente se llevará a cabo.
Un enfoque transparente y optimista
De cara a las elecciones, Cuerva ha instado a que el proceso sea «transparente», asegurando que las afronta con la mente abierta y «ganas». La necesidad de claridad en un momento tan trascendental para la organización es crucial para los miembros. Cuerva, que ha estado al frente de Cepyme desde 2019, fue reelegido en 2021 con el apoyo unánime del Comité Ejecutivo y la mayoría de las organizaciones asociadas a Cepyme, lo que resalta la confianza previa que se tiene en su gestión.
Este llamado a la transparencia también se extiende a la manera en que se representarán los intereses de las pymes tras las elecciones. Cuerva ha dejado claro que su candidatura busca reforzar la representación de las pequeñas y medianas empresas, reiterando que «una cosa es la unidad de la acción empresarial, que es en lo que creo, y otra cosa es la voz de las pymes». Este enfoque dual puede ser un factor determinante a la hora de captar votos en su favor.
Las acusaciones de la oposición
Por su parte, Ángela de Miguel ha criticado fuertemente a Cuerva, acusándolo de «dejar la silla vacía» en las mesas de negociación, lo que ha provocado reacciones contundentes por parte del actual presidente de Cepyme. A su paso por los medios, Cuerva defendió la participación activa de Cepyme en las mesas de diálogo social, asegurando que «jamás ha faltado ningún profesional de Cepyme a sus obligaciones». Su defensa es clara: no se debería poner en tela de juicio su compromiso o el de su equipo.
La carrera hacia la presidencia de Cepyme está marcada por tensiones, propuestas y un firme deseo de representar los intereses del sector de las pymes. Mientras Garamendi busca a su candidato ideal, Cuerva se posiciona como una figura fuerte en pro de las pequeñas y medianas empresas.
Como hemos visto, el futuro de Cepyme dependerá de la voluntad de sus miembros, quienes deberán decidir quién debe liderar la voz de un sector que es vital para la economía española. Mientras tanto, las elecciones del 20 de mayo se están convirtiendo en un reflejo del actual panorama empresarial en el país.